lunes, 30 de marzo de 2015

Estimula la inteligencia en tu bebe

El progreso de la inteligencia de un recién nacido dependerá en gran medida de los estímulos que le acerques. Percepciones y movimientos son el punto medular para estimular la inteligencia entre 0 y 6 meses. Proveete de un aro pequeño, una pulsera, o un collar incluso tus aretes, cualquiera de las opciones que te he dado servirán. Solo cuelga uno de ellos de un listón como si fueran un péndulo. Ahora coloca al bebe recostado sobre la cama boca arriba, colócate a una distancia corta para atraer la atención con ese péndulo que has preparado previamente. Balancea el objeto de un lado a otro, una y otra vez. Percátate que el bebe sigue con la mirada el objeto e incluso que lo sigue moviendo  la cabeza hacia uno y otro lado. Pasa a un siguiente ejercicio: mueve el aro arriba y abajo, arriba y abajo estimulando la mirada del bebe. Realiza los movimientos por alrededor de 2 a 5 minutos y si observas que el bebe se cansa o no le atrae, suspende el ejercicio. Si le ha agrado a tu bebe vuelve a repetir la actividad de 2 a 3 veces durante el resto de la semana.

Inteligencia concreta

Los actos de inteligencia a partir del año se construyen mediante reacciones circulares, es decir el niño no se contenta con explorar, ahora decide experimentar, por ello muchas veces avienta sus juguetes una y otra vez, lo cual es una conducta normal pues está construyendo su inteligencia. Provéele de más experiencias de este tipo para que tu pequeño experimente. Prepara previamente varias pelotas de diferentes tamaños y un cesto lo suficientemente grande. Sal exterior con el bebe, siéntalo al suelo sobre un tapete, coloca  las pelotas a su alrededor y tu frente a él con el cesto dispuesto para cachar pelotas. Solo se trata de invitar al niño a lanzar pelotas una y otra vez y tu intentaras cacharlas, y si no es así, pues vuelve acercárselas al niño para que te las siga lanzando. Realiza esta actividad por hasta 15 minutos, descubrirás como le fascinara a tu bebe lanzar pelotas. Sugiero repetir la actividad 2 veces más durante el resto de la semana sustituyendo las pelotas por juguetes de peluche, botellas de plástico, calcetines enrollados, etc.

Noción de numero

Entre los 2 y 3 años el niño se está iniciando en el pensamiento concreto, por lo que es importante generarle infinidad de experiencias o hipótesis, por lo que sugiero  estimular en tu pequeño el concepto de número mediante una actividad tan simple como cortar frutas. Puede ser un plátano, una naranja o manzana lo que sea de fácil corte para el niño. Coloca sobre la mesa dos tablas pequeñas para cortar, 2 cuchillos sin filo, de los que son desechables y dos frutas iguales. Ahora solo se trata de invitar al niño hacer cortes sencillos.  Si es un plátano primero pelen cada uno el suyo y da la indicación al niño de cortar (inicia tu haciendo tu propio corte) 1 trozo, 2 trozos, 3 trozos 4 trozos, 5 trozos al llegar a esta cantidad detente. Procura que el niño te mire y a la vez haga sus propios cortes a la fruta. Y si es necesario vuelvan a empezar con otra fruta lo importante es que el niño se percate de cómo va sucediendo la noción de numero. Puedes volver a repetir la actividad una vez más durante el resto de la semana, con otro fruta e incluso pueden ser verduras.

Nota: Puedes incrementar la cantidad si te percatas que ha quedado comprendida la noción del 1 al 5 

Resolución de problemas

De los 4 años en adelante familiarizar al niño con la resolución de problemas es vital para contribuir con su inteligencia, pues se lo demandaran las matemáticas. Aquello que tanto nos preocupa como la capacidad de razonamiento la puedes estimular  fácilmente con una o dos preguntas de análisis diarias realizadas al niño. Será como colocarlo en situaciones abstractas y para ello sugiero 5 alternativas para cada día de la semana.
¿Qué tiempo tardas en comer la pizza?
¿Qué distancia recorres de aquí a tu escuela? ¿Lejos o cerca?
¿Qué cantidad alimento le diste de comer al gato?
¿Quien es mayor de  edad: mama o papa?

Cada problema está orientado para favorecer; tiempo, distancias, cantidades, mayor que, menor que tú decides si sustituyes los problemas por otros, solo cuida la intención de lo que vas a estimular. 

miércoles, 25 de marzo de 2015

Respeta a los niños para que ellos aprendan a respetarse

Respetar es una palabra que desde que tengo uso de razón la escuchado, me la han pedido, la he dado y hoy puedo decir que brota naturalmente de mi Ser. Cuando llego el momento de emprender la psicología nuevamente se cruzaba por mi camino, así que para no errar en mis actos, respecto a tal palabra, me di a la tarea de investigarla, desde sus profundidades y el hallazgo dista de lo común, va más allá de una definición o de lo que siempre escuche. Hace mas de una década conozco su real esencia. Se que el respeto no se pide, brota de quien es capaz de vigilar su integridad, su valía. Luego entonces si respetar es velar,  cuidar o vigilar nuestra integridad, obvio que no se requiere pedirlo a otros, y cuando lo brotas sucede lo inimaginable: el respeto regresa a ti casi espontáneamente, virtuosamente. A eso llamo: respeto.
Es debido a esta reflexión que quiero compartirte como obtener lo que un padre o una madre busca para sus hijos; enseñarles a respetarse. Pero si llegara a suceder lo contrario es decir; que no respetas a tu hijo, obvio que el niño tampoco sabrá respetarte, ni respetarse. Es como un efecto en cadena. 
Retomare algunos ejemplos de la vida cotidiana para mostrarte las trampas en las que podemos caer cuando buscamos el respeto y como modificar nuestras conductas.
Partamos de la ira en los niños. Esta es una clásica conducta que se presenta con mayor frecuencia pues el niño está aprendiendo a recibirla, solo hará falta que aprenda a transformarla y ahí es donde entra tu papel como padre o madre enseñarle a respetarse y respetarte. Veamos como funciona; si un día cualquiera el niño entra en berrinche porque no se cubrieron sus deseos y estalla en ira, aventando todo lo que encuentra por su paso incluida tú y termina pegándote o arañándote y abruptamente tú también colapsas y exiges de inmediato al niño; respétame, le gritas o exiges que te respete, pues permiteme decirte que eso no es enseñarle a respetarte mucho menos respetarse el. Sin pensarlo reaccionaste también con ira, sumándote a la ira del niño y entonces el paso esperado de enseñar al niño a transformar su ira se evaporo y en especial la esencia del respeto. Ambos se impregnaron de ira e impero más el poder adulto. Pero no miremos las cosas tan obscuras, busquemos la salida porque si deseas sentir el respeto es necesario aprender a respetarte. Si, tú mereces respetarte por ti misma, aquí reside lo abordado al inicio; nosotras somos responsables de velar por nuestra valía. Obvio que no vas a pedírsela al niño diciéndole: respétame, eso no funciona. Es más valioso que en el instante de la ira, la recibas y la volquees en un distractor rápido. Un distractor rápido de ninguna manera deberá emplearse para ignorar al niño, no. Un distractor rápido deberá fungir como un canal para disipar la ira, puede ser desde mirar una revista, una pecera o lo más significativo de ti escucharte latir de ira, sentir tu respiración urgida, estallando, colapsando. Cualquier alternativa que te funcione para recibir tu ira será el primer andamiaje para respetarte, abras iniciado a sentirte respetada por ti. Esta primera reacción te inicia a respetarte y no fue necesario exigirla a otro. Pero tambien pueden presentarse ante este tipo de crisis los golpes de un niño invadido de ira tomándote por sorpresa. En ese momento obvio que no vas a voltear a mirar la revista, o la pecera, no.  Lo tomaras por los brazos, sin lastimarlo, para que no continúe pegándote y le dirás; "yo no me pego, y me enoja que me peguen", porque; a quien no le enoja que le peguen. Descontrolaras al niño al decirle esto, pues modificaste su conducta desde una perspectiva de respeto. Primero te respetaste, respetaste al niño y en un futuro el también aprenderá a respetarse.
Otro ejemplo clásico que llega a presentarse sucede durante los alimentos. Cuando todos se encuentran a la mesa y por alguna razón el niño entro en pataletas y avienta la comida por doquier, nuevamente parte de respetarte, es decir, no empieces a gritarle, porque es lo que busca un niño: atraer tu atención. Y para respetarte durante este tipo de escenas, van desde levantarte, salir del escenario donde se te está faltando el respeto, serenarte y retornar. O bien puedes entrar a la escena tomar al niño llevarlo a levantar la comida y decirle; "es mi comida y me enoja que se tire". Observas como en ningún momento dijiste respétame, saliste, te serenaste, o pediste que tu comida no se tire al suelo. Aprender a respetarse es una gran labor que te demandara velar por tu valía, emplear un lenguaje diferente partiendo de ti y gran entereza para lograrlo. Por un solo acto que hagas para ti, los niños aprenderán a respetarte y sabrán como hacerlo para ellos.

Padres e hijos

El respeto brota cuando padres e hijos conocen la esencia del respeto y se fractura cuando un adulto violenta o minimiza la valía de un pequeño Ser.

Disciplina y respeto

A veces uno piensa que disciplinando a los niños nos ganamos su respeto, pero no es real. Miro tan bella palabra, disciplina, totalmente distorsionada y empleada para otros fines. Por un lado concebimos la disciplina como rudeza, fuerza o porque lo mando yo. Pero la disciplina dista abismalmente de tales actuaciones. La disciplina es tener a tu lado un discípulo que aprende de ti. Disciplina proviene de discípulo, tú eres su maestro. Disciplina no es un acto de sumisión. Disciplina y respeto son como fuentes de energía que comulgan virtuosamente. Y efectivamente un niño sabrá respetarte, si se sabe tu discípulo.