Sienta al niño sobre la cama, apoyado en cojines, si es que aún no se
sienta, coloca al frente a una cierta distancia juguetes y tápalos con una
sabanita, procura que el niño te vea hacer el acto. Una vez que has ocultado
los juguetes invita al niño a descubrirlos. Tal acto moviliza al niño, explora los
juguetes, retorna a la postura de sentado, manipula uno a uno, etc. Repite la
acción varias veces, el solo hecho de esconder y descubrir juguetes, tiene
grandes significaciones para el bebe pues estimula su pensamiento, percepción, atención
y control postural.
miércoles, 6 de noviembre de 2013
martes, 5 de noviembre de 2013
El lenguaje durante los primeros meses
Es importantísimo estimular el lenguaje durante los
primeros meses, pues de ello dependerá un lenguaje bien estructurado y claro, a
mayor edad. Basta iniciar a estimular los órganos del habla en tu bebe como son
garganta, lengua, labios, mejillas.
Realiza suaves soniditos con la garganta e invita al
bebe a imitarte en todo momento. Pasemos a la lengua; saca y mete la lengua
gradualmente, haz chasquidos con la lengua e invita al
bebe a imitarte en todo momento, si no lo hace, no importa, tu bebe se esta percatando de los órganos del habla. Finalicemos con las mejillas; infla y desinfla
las mejillas una y otra vez para que te mire el bebe. Tal vez tu bebe no hizo nada, sin embargo se percato de los órganos del habla.
lunes, 4 de noviembre de 2013
Llorar
Llorar es una necesidad profunda. Si permites
al niño llorar, el niño quedará como nuevo, estoy hablando de un llanto normal,
no al llanto que alude berrinche o pataletas, no a ese no me refiero. A través
del llanto normal el niño expulsa la frustración, a través de las lágrimas. De
lo contrario, si un niño contiene el llanto, contendrá la frustración.
Entonces se irá acumulando, quizá tú eres «un montón» de lágrimas, solo recuerda
las veces que has reprimido el llanto y descubrirás cuanta frustración alberga
tu corazón. Ahora, los especialistas dicen que se necesita el grito esencial para liberar la frustración. Se está desarrollando una terapia sólo para ayudarte a gritar, con tal
totalidad que todas las células de tu cuerpo se impliquen. Si logras gritar tan
enloquecidamente, hasta que el cuerpo esté gritando, te liberarás de mucho dolor,
de mucho sufrimiento acumulado. Por ello te digo; permite al niño llorar de manera natural, no reprimas su llanto con un "cállate", no, deja que explote en lagrimas lo ayudaras a liberar su frustración,
El caballo de juguete
Tierra y cielo. Límites y alas. Fantasía, ilusión,
sueño. Todo ello es el hombre, y sobre todo fantasía. Demarcar el camino, sí,
pero no constituirlo, no atiborrarlo con cosas, con prefabricaciones de la
sociedad de consumo.
Dejarle crecer, al hijo, sus propias alas. Ponerle
límites, y sobre todo ponerse —yo, tú, nosotros los padres— límites.
Alguna vez, a los cuatro o cinco años estuve subido sobre un enorme caballo de juguete, de esos que estaban montados sobre
dos maderas arqueadas que permitían mecerse, como si uno estuviera cabalgando.
Pero ese no era mi caballo, no. Ese me lo prestó un
amigo de mi prima Amalia, que entonces era una señorita y me llevaba con ella
cuando iba a visitar a sus amigos, pretendientes y novios, nunca supe
exactamente por qué. El hecho es que tenía un amigo que yo llamaba el tío
Marcos, y que era el dueño de una juguetería donde Amalia, mi prima, trabajaba.
En mis visitas, por tanto, disfrutaba de ese mar de juguetes de aquellos
tiempos. Entre ellos, aquel magnífico caballo, casi troyano.
Sin embargo, insisto, mis caballos, y los de mis
hijos y los de tantos otros chicos, no fueron caballos con forma de caballos,
sino palos de escoba sobre los que, entre las piernas, cabalgábamos inflamados
de ansias conquistadoras, de indios, de cosacos.
¡Caballos, sí, eran los de antes, esos palos de
escoba, qué lejos llegaban, qué raudos eran, qué epopeyas protagonizaban!
Creo que ya no hay más de ésos. Creo que
actualmente la sofisticación del mundo del juguete impide que esos corceles de
maravilla existan.
Porque, les digo, el mundo es interior,
y no exterior. El caballo del exterior, el de madera, el de plástico, de película,
anula el del interior, el de la imaginación, el del alma.
El error capital de los padres actuales es no
conocer esa nimia ley de la psicología humana: el niño juega únicamente con
sus fantasías. Los juguetes hechos y armados son inútiles.
Como dice Ernst Gombrich:
"La niña rechaza una muñeca perfectamente
naturalista a favor de algún monigote monstruosamente abstracto, un trapo, un
ovillo de lana. Esas son las mejores muñecas, las más profundas, las más
queridas, las más privadas."
Jaime Barylko
Suscribirse a:
Entradas (Atom)