miércoles, 2 de marzo de 2016

La crianza de los hijos oculta errores irreparables


Decir a un niño; -elije lo que quieras- es como decirle; -el mundo entero es para ti-.
Mejor dile; -tienes estas opciones para elegir- Si cuidas lo que dices a un niño acotas sus expectativas y le ayuda a centrar sus elecciones.

Alabar a un niño por todo lo que hace, es asegurarle que no existen los fracasos.
Que tus alabanzas hacia un niño broten al natural, sorpresivas, reales porque realmente lo sientes, pero no lo hagas  por quedar bien con tu hijo o hacerlo sentir bien. Y si alguna vez el niño fracasa alábale por ser valiente al recibir su frustración.

Siempre tratamos de hacer feliz a un niño. Siempre caemos en el mismo error una y otra vez, al parecer la felicidad la necesita el adulto, porque un niño desde que nace, nace feliz.

Por todo se dan obsequios a los niños y tal acción contrario a motivarlos los programa para depender, manipular y lograr que los padres cumplan sus deseos materiales.

Sobrecargamos a los niños de tareas, creemos que saturar de actividades a un niño lo hará exitoso en la vida. El éxito no reside en sobrecargar al niño de tareas, el éxito reside en darle el tiempo para sentirse, amarse y conocerse ese es el verdadero éxito y solo se aprende en la escuela de la vida.

Cuando mientes a un niño, antes de tratar de convencerlo de que es verdad lo que dices, tus castillos de virtudes ya habrán caído al piso pues el niño descubre mucho antes que tú que mientes.

Criticamos constantemente a los niños por sus errores, pero no permitimos una crítica de un niño hacia los errores de un padre o una madre porque se cae el mundo.

Cuando el niño se aburre es un claro síntoma de que no sabe estar con él o ella.

Preguntamos constantemente al niño, como te fue en la escuela. Porque no mejor decirle te traje abrazos de casa.

Entramos en ansiedad al dar de comer a un niño, siempre estamos preguntado; -ya te llenaste-,  porque no mejor permitir que los sagrados alimentos se consuman en santa paz, en absoluta armonía con ellos para que el cuerpo del niño se nutra de paz, alimento y gozo.


Los castigos físicos a un niño solo abren huellas de rencor y tristeza de un niño hacia sus padres. Ningún castigo debiera existir, debiera existir la sabiduría para encontrar el punto exacto de la disciplina.

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