miércoles, 4 de marzo de 2015

Enseñar a tu hijo

Para enseñar a un niño requieres del poderoso ingrediente que todos poseemos pero solo unos cuantos estamos dispuestos a dejarlo salir y lo llamo; querer, si querer enseñar a un niño es la clave de todo aprendizaje. Independientemente del rol que juegues con el niño seas mama, papa, maestra, tía, abuela, abuelo el rol no importa lo realmente trascendental se finca en querer enseñar a un niño. Cuando se está dispuesto a enseñar se abren infinidad  de alternativas para elegir adecuadamente el tipo de enseñanza que brindaras a un pequeño. Hablo de una enseñanza cotidiana, aquella que realizas sin programas académicos solo por contribuir con un niño. Enseñar a un niño desde cualquier espectro, es como dar vida al conocimiento y si va acompañado del querer, uno se siente realmente feliz por el solo hecho de contribuir con un pequeño espíritu listo para absorber aquello que engrandezca su mente y corazón.
Es frustrante y hasta triste abordar la enseñanza porque nos vemos obligados a enseñar pues el niño se ha retrasado en  su lenguaje, no lo aceptan en la escuela porque no sabe leer, no sabe sumar, restar o multiplicar o simplemente porque el niño es tremendamente hiperactivo, entonces salimos corriendo a buscar una y mil formas para solucionar el problema que aqueja una pequeña mente. Nos preocupa poderosamente que el niño se atrase o se quede rezagado del resto de sus contemporáneos pero lamentablemente esta conducta solo nos lleva a actuar por impulso, ansiedad o una tremenda ira porque el niño no aprende, tornándose un caos. Entonces, la enseñanza ya no se aborda por querer, se aborda por compromiso obligando a la otra parte y si esperas que bajo este contexto el niño aprenda permíteme decirte que será un fracaso pues quieres correr a enseñarle a una pequeña mente de la noche a la mañana, conductas que solo dejan profundos colapsos emocionales y mentales en un pequeñito.
Lo ideal es enseñar porque se desea, porque se quiere contribuir con un pequeño espíritu desde el instante de nacer. Enseñar a partir del dulce juego que invite a absorber cuantiosos conocimientos sin convertir la enseñanza en una pesada carga. Llamo enseñar; al delicioso arte de colocar alcance de un niño cuanto recurso sea capaz de nutrir su mente y corazón. Cuando alguien quiere enseñar así se encuentre en la tibia cama con su hijo le enseñara a su peque como es el leer un cuento orquestando las letras o bien estando frente a infinidad de pupitres miras la divinidad frente a ti, atentos porque quieren escucharte. A eso llamo enseñar, por el solo hecho de querer hacerlo independientemente del espacio donde te encuentres. Cuando un niño descubre un rostro adulto que quiere enseñar, abre sus sentidos de inmediato y si, a esa enseñanza le adicionas el juego para un niño sera una verdadera comunión entre la enseñanza y el aprendizaje. Si estas dispuesta a querer enseñar descubrirás un hermoso espíritu dispuesto a fusionarse contigo en el aprendizaje. Ah! Si tan solo más adultos jugáramos a enseñar a nuestros niños, estaríamos abriendo canales de genialidad en esta hermosa tierra.

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