martes, 11 de septiembre de 2012

Válvulas de escape


Casi al final de la infancia y el inicio de la pubertad el niño ancla en su interior válvulas de escape. Y quizá se lleguen a reducir entre los trece y catorce años. Sin embargo en algunos les lleva tiempo superarlas. Aun se comen las uñas, o se llevan las manos constantemente a la cara, o se rascan la cabeza. Otros experimentan pequeños tics nerviosos o contracciones en el pecho. Su piel se llega a agrietar o los salpullidos se hacen evidentes. Son las alteraciones que están haciendo presencia en la salud del adolescente.

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