miércoles, 4 de julio de 2012

mi hijo me manipula


Cuando permites a un niño que te manipule, caigas a en sus caprichos o bien no sepas como corregir sus arrebatos emocionales que exceden la normalidad de todo niño. Estarás convirtiendo a un niño en un ser dictatorial y manipulador. Esto es perjudicial para ti y tampoco es bueno para él, porque una vez que te has dejado manipular y les has dado atención y amor más allá de tus límites, y empiezas a sentir que esto es demasiado y de alguna forma inconsciente inicias a tomar revancha. Más tarde el niño crecerá en un mundo que no se va a preocupar por él, pero él siempre esperará el mismo trato de todos los demás. Ten­drá demasiadas expectativas y esto le creará frustraciones. Te echa­rá la culpa ‑y además dirá: «Mi padre me destruyó.»
Dale amor, pero no dejes que te domine. La distinción es muy sutil pero hay que entenderla. Da amor cuando tengas ganas de darlo. Cuando no lo sientas, entonces no te preocupes porque no estás aquí para cumplir los deseos de tu hijo. Y le estaras dando un ejemplo equivocado; hará lo mismo con sus hijos.
Y ten presente que sacrificarse no es bueno, porque nunca se­rás capaz de perdonar a tu hijo. Pero a él no se le puede hacer res­ponsable. No está alerta, no es tan consciente. Tú eres más cons­ciente. Tu responsabilidad es mayor. Dale tu amor pero no dejes que te domine pues los niños son muy perceptivos.
Los niños pueden ser muy manipuladores. Aprenden las estra­tegias equivocadas y después las repiten durante el resto de su vida: con su mujer, con su marido, con sus hijos. Si has dejado que te manipulen una vez, la próxima vez será peor. Saben que te tienen en su poder. Y cualquiera quiere disfrutar del poder, todo el mun­do quiere ser el jefe.
Pueden llorar, pueden gemir, pueden volver a llorar. Déjales que lloren; hay que dejarlos solos. Y de esto aprenderán algo: el respe­to por la libertad del otro.
Una madre es también una mujer, un individuo. La maternidad no lo es todo, es sólo una parte de ti. A muchas mujeres les da miedo ser madres. Esa no es la mane­ra de resolver el problema. La manera de resolverlo es ver que la maternidad es parte de ti. No es sinónimo de ti; tú sigues siendo un individuo. Y la individualidad no se debe sacrificar por nada, no im­porta el qué; ya sea maternidad, matrimonio, paternidad; la indivi­dualidad no debe de ser sacrificada, porque hay en ello grandes im­plicaciones.
La maternidad no es un trabajo de veinticuatro horas. Di a los niños: «Cuando te estoy cuidando, te estoy cuidando, y cuando es­toy haciendo otra cosa, estoy haciendo otra cosa. Y no quiero que se mezclen.» Les ayudarás a hacerse más fuertes y a ver de qué es­tás hablando. Y en su vida, cuando hayan crecido, te estarán agra­decidos y tú nunca sentirás rabia. Empieza a trabajar en esta di­rección poco a poco. Los niños son muy frágiles pero también muy fuertes. E insistirán, no se rendirán fácilmente, porque te conocen: como tú te has rendido a ellos, no cederán fácilmente. Pero en dos o tres semanas comprenderán que esta mujer ha cambiado; esta mujer ya no es la misma.

4 comentarios:

  1. Genial reflexión! Yo he encontrado estas tablas de economías de fichas a través de internet y creo que es una buena forma de cambiar las conductas de nuestros hijos de manera positiva. Mira, os dejo el enlace: http://www.mag-print.es/economia_de_fichas

    ResponderEliminar
  2. Me encantó el artículo

    ResponderEliminar
  3. Gracias por la gran ayuda emocional !!!

    ResponderEliminar
  4. Gracias a ti por tan bello mensaje. Y como siempre digo....ser humanos nos hace mas humanos....un abrazo

    ResponderEliminar

Gracias por dejarme tus comentarios