jueves, 21 de junio de 2012

lenguaje profano


La esposa de un predicador, mientras compraba, vio este anuncio en la carnicería: «Maldito jamón rebajado.» Un poco molesta por el nombre, confrontó al carnicero sobre el uso de una expresión tan profana y tan burda, pero se tranquilizó cuando éste le explicó que era una nueva raza de cerdos que se estaban criando. Ella decidió llevarse un poco a casa y preparárselo esa noche a su familia.
Cuando su marido llegó a casa, ella estaba cocinando y él le pre­guntó:
‑¿Qué hay de cenar?
‑Maldito jamón ‑respondió ella.
El predicador, que nunca había escuchado este lenguaje en su casa, empezó a reprochárselo, pero cuando ella se lo explicó se sin­tió un poco avergonzado por dudar de su esposa.
Esa noche, al sentarse a la mesa para cenar con su hijo de quince años, el sacerdote bendijo la mesa y luego pidió:
‑Pásame el maldito jamón, por favor.
El adolescente miró hacia arriba, sus ojos se agrandaron, y dijo:
‑Así se habla, papá. ¡Pásame a mí las jodidas patatas!

La inconsciencia de la comunicación tiene infinidad de trampas….y cuando esta llega a ser tan rígida o apabullante una trivialidad de la vida es capaz de fluir con toda naturalidad. Con ello te quiero decir que todo lo que intentas reprimir en tu adolescente siempre buscara cauces de salida. Así que solo abre tu mente y tu entendimiento para acercarte al nuevo lenguaje de un joven que se enfrenta a la evolución de las nuevas generaciones. Y no digo que debas aceptarlo. Aceptar dista mucho de relajarte y mirar como fluye el nuevo lenguaje en la vida de tu adolescente guiándole al cauce normal del lenguaje familiar. Así que no te compliques la vida y solo permite que la confianza de tu hijo aterrice en tus oídos para que llegado el momento se acerque a ti para valorar las apreciaciones del lenguaje.

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