sábado, 27 de agosto de 2011

Humildad


En esencia, el amor es humildad, no existe otra clase de humildad. Si la humildad se cultiva sin amor, no es más que una cara para el ego u otro engaño del ego.
Cuando la humildad surge del amor de forma natural, es tremenda­mente hermosa. Así que enamorate de tu existencia y sera el comienzo de la verdadera humildad.
En cuando te enamoras de ti mismo, empiezas a enamorarte de muchas personas, y poco a poco ese espacio crece y crece. De pron­to un día descubres que en él está incluida toda la existencia, que el amor ya no va dirigido a nadie en particular, que simplemente está ahí para que cualquiera lo tome... fluye. Aunque no haya nadie para tomarlo, fluye... Entonces el amor no es una relación, es un estado de SER. Y en ese estado de SER hay humildad, verdadera humildad. Jesús es humilde en ese sentido. Alguien puede cultivar la pobre­za y volverse muy egoísta al respecto, alguien puede cultivar la humildad y volverse muy egoísta al respecto. Para mí, la verdadera humildad surge como una fragancia del amor. No se puede cultivar, no se puede practicar, no hay manera de aprenderla. Tienes que entrar en el amor, y un día, de pronto, descubres que este ha florecido... ha llegado la primavera y el amor ha florecido y flota una fragancia que nunca antes había estado presente: "ahora eres humilde".

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